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jueves, 29 de octubre de 2009

Manzana sobre manzana en Pinzales

Los alumnos del pueblo degustaron sidra dulce en el Llagar J. R. como anticipo del magüestu que celebrarán mañana en el colegio

Los 19 alumnos del Colegio Público Pinzales cataron ayer la sidra dulce que mañana beberán «a granel» durante la fiesta del magüestu que organiza su centro. Fue durante una visita al Llagar J. R., organizada por iniciativa de varios padres de los colegiales y que contó con la colaboración de la revista «La Sidra». El objetivo era que los pequeños conocieran el proceso de elaboración de la bebida más genuinamente asturiana y degustaran el zumo azucarado de manzana, una fruta que abunda especialmente en las fincas de su parroquia.

«Queríamos que tuvieran una primera toma de contacto con la sidra, para que conocieran cómo se hace la bebida que van a disfrutar este viernes», aseguró Lucía Fernández, principal promotora de la excursión y madre de Noé do Santos, alumno de cinco años. Y lo cierto es que la experiencia resultó especialmente fructífera: los niños no pararon de preguntar a los responsables del llagar que hicieron de guías durante la visita. «Lo querían saber todo», señaló Fernández.

Junto a ellos estuvieron varios padres y los dos profesores de este colegio rural. «Ha sido una buena experiencia, digna de ser repetida», apuntó la promotora de la visita. Como premio al buen comportamiento, el llagar obsequió a cada niño con una pequeña botella de sidra dulce, anticipo del magüestu.


Fuente: http://www.lne.es

jueves, 22 de octubre de 2009

Varios coros recorren los 24 chigres participantes en 'Gijón de sidras' para acompañar los culinos y las cazuelas con tradicionales canciones

«Los añorábamos mucho». Otilia Iglesias y Eduardo Vega no los escuchaban en las sidrerías desde hace varios años, pero todavía recuerdan que «la última vez fue en Luanco». De repente, mientras disfrutaban de unos culinos, escucharon el estribillo «marinera, no desprecies mi barquina» a capella, con varias voces masculinas en distintos tonos. Sus cabezas se dirigieron hacia el lugar en donde estaban los ocho hombres y volvieron a su infancia: cuando los cancios de chigre aún se escuchaban en cualquier lugar de Asturias.

Durante esta semana y en el marco de 'Gijón de sidras', estas tradicionales canciones vuelven a ambientar el escanciado y el disfrute de la bebida asturiana por excelencia. A los culinos y las cazuelas que ofrecen los 24 establecimientos participantes en esta iniciativa, había que sumarle el otro elemento característico de la vida social en el chigre: los cancios populares. Para ello, varios coros van de sidrería en sidrería deleitando con sus voces a los clientes, que escuchan con asombro y nostalgia las letras que cantaban sus padres.

«Lo que faltaba era animar todo esto», dicen Andrés Menéndez y Domitila Fernández mientras apuran una botella de Trabanco en La Chalana con las voces del Coro Cantábrico de fondo. Este matrimonio recuerda que «antes si no se cantaba en el chigre no se cantaba en ningún lado, y en los pueblos cantaba cualquiera». Pero este ritual espontáneo para tomar la sidra y que convertía al chigre en una fiesta diaria se ha ido perdiendo, principalmente por la oposición de muchos vecinos. «Ahora se prohíbe todo. No sé a quién le puede molestar que alguien cante en el chigre», lamenta Andrés.

«Cuando era guaje...»
La mayoría de clientes de las sidrerías coincide con esta opinión y muestran su asombro ante la pérdida de esta tradición asturiana, que ahora tiene que refugiarse en los concursos de una manera más organizada y no en la espontaneidad de los chigres. «Es una pena que estas canciones se pierdan», señalan Mercedes Ben Salah y Rubén Carrera. Para los dos los cancios de chigre «son la combinación perfecta para disfrutar de unas sidras, ya que da mucho ambiente al lugar». No en vano, este ambiente festivo es el rasgo más característico del mundo de la sidra, ya sea en el chigre o en el prau.

En este sentido, Carlos Martínez recuerda que «cuando era guaje, el chigre metía miedo los sábados», en referencia a la multitud de gente que acudía para escuchar las voces de unos y otros. Por eso, insta a los hosteleros «a quitar el letrero de prohibido cantar, porque esto es algo de toda la vida». Más rotundo se muestra José María Prado, componente del Coro Cantábrico y del Ochote Noega, quien asegura que «la gente se anima y le presta mucho la música en la sidrería, ya que esto es de Asturias y de los chigres».

«Oferta muy tentadora»
Estos cancios complementan la oferta de 'Gijón de sidras', que en opinión de Rubén Carrera es «una iniciativa muy tentadora, muy gastronómica y muy de la tierra». Por su parte, Eduardo Vega indica que «igual que hay rutas del vino, me parece bien que haya también de la sidra». Y si entre culín y culín, puedes escuchar y cantar «mocina, dame un besín para guardarlo hasta que vuelvas», pues mucho mejor.

Fuente: http://www.elcomerciodigital.com

martes, 20 de octubre de 2009

Gijón de sidras

Durante esta semana del 20 al 25 de Octubre, Gijón se convertirá en la capital mundial de la sidra y los gijoneses y visitantes vivirán intensamente el mundo de la sidra y su cultura. Los ciudadanos volveremos a tener la sidrería como centro de actividad social y gastronómica, recuperando y enseñando a todos que las sidrerías son mucho más que un bar. El objetivo común es desarrollar un acontecimiento gastronómico y cultural que se consolide en el tiempo y que llegue a convertirse en un referente nacional e internacional de atracción turística y además nos sirva para educar al consumidor en el mundo de la sidra.

En Gijon de Sidras participarán varias sidrerías de la ciudad y algunos de los mejores llagares. Durante esta semana cada sidreria acogerá palos de sidra de un llagar asignado durante una semana, estableciendo un precio atractivo, que incluye una botella de la sidra acogida por el establecimiento y una cazuelina de creación propia que sirva cada sidrería como acompañamiento.

Sidromapa
Todas las sidrerías participantes aparecerán en la herramienta de información oficial, el Sidromapa. Consiste en una Guía que mostrará por un lado las rutas propuestas con las sidrerías y el tipo de sidra de calidad que ofrecen y por otro el mapa de los llagares productores de las marcas (nombre, localización, variedades se sidra producidas) para que sea didáctica y se localice correctamente lo que se va a catar.Cada sidrería solo acoge la sidra de un llagar en concreto, por lo que es aconsejable recorrer la ruta completa para poder catar todas.

PREMIOS


PREMIO AL MEJOR ESCANCIADOR
PREMIO A LA MEJOR BARRA: se valorará la limpieza y la calidad del servicio en general
PREMIO AL EQUIPO SIDRERIA - LLAGAR: mayor número de botellas vendidas del llagar asignado por sorteo
MENCIÓN A LA SIDRA MÁS PRESTOSA 2009: Otorgado en una votación popular.



Ver sidrerías participantes

Descargar el sidromapa en pdf

viernes, 2 de octubre de 2009

La mampostería y el cultivo de la manzana

Una modalidad de contrato que puede coadyuvar a reavivar el interés por las pomaradas

Los problemas que afectan a las pomaradas han determinado, entre otras consecuencias, que su superficie se haya reducido en la última década en más de un 50%.

Los expertos del sector apuntan como causas fundamentales de esta drástica reducción la falta de relevo generacional, la escasa rentabilidad del cultivo de la manzana, las plagas de ratas y topillos y la fuerte competencia de los mercados externos de otras comunidades que ofrecen el fruto a bajo precio.

El cultivo de la manzana ha tenido en Asturias una importancia notable, no sólo para su consumo en su forma natural, sino como materia prima para la elaboración de la sidra.

Y precisamente por esa importancia se desarrollaron también formas tradicionales de explotación en torno al denominado contrato de mampostería.

El término mampostería proviene del latín manum ponere, y significa acción de poder o autoridad para plantar en terreno ajeno.

El contrato de mampostería constituye una variedad consuetudinaria de la aparcería agrícola sobre árboles frutales que, aunque también aplicable a las fincas con nogales y castaños, adquiere su auténtica carta de naturaleza referido al cultivo de la manzana, y consiste en que se concede a un tercero una tierra para que se roture y plante de este fruto, recibiendo el dueño, generalmente, la mitad del que produzca y el plantador la otra mitad del fruto del vuelo y los demás productos del suelo, extinguiéndose con la muerte del arbolado, plazo que tradicionalmente se fija en unos treinta años.

Los vestigios de esta figura ya nos los puso de manifiesto Prieto Bances, para quien este contrato nació de la costumbre existente en Asturias por la que las partes dividían por mitad lo plantado de buena fe, y aun de mala fe si se obtenía el perdón, solucionando así de forma armónica la lucha entre el principio de la propiedad y el principio del trabajo o, lo que es lo mismo, entre el Derecho Romano clásico, que recogía el principio de la accesión en el dominio de los árboles, y el Derecho Germánico, en cuya concepción árboles y suelos son objetos diferentes y pueden pertenecer a distinta persona.

Prueba de la generalización del contrato de mampostería, de la que se hace eco Tuero Bertrán, son los numerosos documentos de los siglos XIII y siguientes otorgados en los concejos de Infiesto, Villaviciosa y Colunga, donde el cultivo de la manzana se desarrolló fomentado por los monasterios para aumentar las pomaradas y con ellas la producción de sidra.

La costumbre se extendió a las Asturias de Laredo y fue también frecuente en Galicia.

En Cataluña este contrato se asemeja a las plantaciones denominadas a rabassa morta, en las que el cultivo era de vides y por plazo de cincuenta años.

Como no podía ser de otra manera, la Compilación del Derecho Consuetudinario Asturiano se hace eco de este contrato en Asturias, del que se ofrece el concepto tradicional que vincula la duración del contrato a la vida del árbol, y el concepto evolucionado que se refiere exclusivamente al pago en especie de la recolección de la manzana.

El contrato tradicional se define como aquel mediante el que el propietario de una finca la cede a otra persona para que la roture, en su caso, y plante árboles, por lo general manzanos, vides u otros frutales, a cambio de entregarle la mitad de la cosecha.

En su concepto evolucionado y vigente en muchos lugares de Asturias, el contrato de mampostería es aquel por el cual el propietario de unas fincas dedicadas al cultivo de manzanos acuerda con otra persona la recogida de la cosecha pagándole su trabajo con la mitad de la misma, una vez descontados los costes de su porte hasta el lagar y de acuerdo con los precios fijados con el propietario del lagar por la compra total de las cosechas.

La duración del contrato alcanza la vida productiva de los árboles y vides, extinguiéndose, en consecuencia, con la muerte de los mismos.

El arrendatario, en la modalidad tradicional, puede aprovechar complementariamente las utilidades productivas de la finca, hierba y pasto, siempre que dicho aprovechamiento no dañe el cultivo principal, asumiendo la obligación de realizar las labores de plantío, cuidado y abonado de los árboles y corriendo con los gastos que de ello se deriven.

Quizá la revitalización de estas modalidades del contrato de mampostería pudiera coadyuvar a reavivar el interés por el cultivo de la manzana y asegurar así que uno de nuestros productos más emblemáticos -la sidra- siga haciéndose con manzanas asturianas.

Fuente: http://www.lne.es